jueves, 16 de octubre de 2014

LA PARTIDA DE MUS ESPAÑOLA. SEGUNDA PARTE.


El 8 de abril de 2013 publicábamos en este blog el articulo “La partida de Mus española”, una analogía de este juego de cartas español para describir y analizar todos los movimientos que se habían dado en el llamado proceso soberanista catalán, o llamado por su nombre, proceso secesionista catalán.

Comentábamos que la proposición del Pacto Fiscal que Artur Mas hizo al gobierno central una vez llegó al poder de la Generalitat en 2010, fue el primer envite al Estado, envidando a la Grande. Y que, tras la negativa de este, ya con Rajoy en el poder con mayoría absoluta desde 2011, Artur Mas también envidaba a la chica, promoviendo el “derecho a decidir” y finalmente animando a todo el pueblo catalán y todas las formaciones políticas catalanas a participar en la manifestación independentista de 2012, durante los actos de la Diada.

El presidente del gobierno, el Sr. Rajoy, sencillamente se limitó a ver esos envites, negándose al pacto fiscal primero y a una consulta secesionista después. Posiblemente por la mala situación económica de la Generalitat, imaginó que Mas había envidado más por necesidad que por cartas.

El éxito de esa manifestación independentista del 11 de septiembre de 2012 ofuscó la mente del Sr.
Mas, y creyó ser el responsable de haber unido en ella a lo que dicen que fue un millón y medio de catalanes. Y convencido del apoyo del pueblo catalán hacia su figura mesiánica, decidió hacer una apuesta muy elevada en el envite a pares. Como si tuviese duples Gallegos, dobles de pitos (ases) y cerdos (reyes), el Sr. Mas se fue directo a la Moncloa: O pacto fiscal, o elecciones anticipadas para votar por la convocatoria de una consulta secesionista.

No estaba el gallego para muchos Gallegos, y sabía que la Generalitat estaba arruinada y necesitaba dinero. Rajoy no se tragó el farol y le vio el envite con un portazo.

Aquel envite a Pares, consumado con el adelanto electoral de las autonómicas catalanas en 2012, y la consulta “por un Estado propio dentro de la UE” en el programa electoral de CIU, resultó ser catastrófico para Artur Mas. La UE no había apoyado la idea y los mercados indicaron el riesgo de una posible secesión. Se unió a esto publicaciones en los medios sobre supuestos casos de corrupción de los Pujol, que recordaban los que ya se conocían del Palau y otros. El president había hecho una apuesta demasiado alta, y con tan malas cartas acababa de arruinar su partida.

Las elecciones de 2012 demostraron que, aún con toda la propaganda y petición expresa del president de acudir a votar en apoyo a su consulta secesionista, un 50% del electorado no votó por partidos que la apoyaban. Los escaños soberanistas no se habían movido de su sitio con respecto a 2010, y los independentistas siquiera confiaban en el president para hacer realidad la secesión de Cataluña. El voto independentista se había destinado a ERC.

Fue aquí donde nos quedamos en el artículo de abril de 2013, con un Artur Mas que había perdido 12 de los escaños obtenidos en las elecciones de 2010, ahora en manos de ERC, animando a todos los partidos pro-consulta a entrar en el gobierno de la Generalitat, y alarmando sobre una emergencia nacional: “No está en juego el Gobierno; lo está el país”.  Pero ningún partido entonces mostraba interés en compartir gobierno y desgaste político con CIU. Más bien esperaban como buitres la muerte política del president.

Nuestro artículo animaba al diálogo a todos los políticos implicados y a mostrar altura de miras para solucionar el estado de crispación ciudadana que se vivía en Cataluña.

Solo quedaba el invite al juego. Ese juego al que se refería la magistrada del TC, Encarnación Roca, cuando explicaba que "Los problemas políticos no son problemas constitucionales que deba resolver el TC",. El periodista Iñaki Gabilondo era aún más explicito: “Es la política, estúpidos”.

Pero ni el Sr. Mas ni el Sr. Rajoy, parecían darse por aludidos en ese llamamiento de la magistrada, del periodista, de los empresarios, y de buena parte de la sociedad española reclamando diálogo y política en su juego.

La apelación al diálogo resulta ingenua, sabiendo que los políticos sufren de la misma “patología” que casi todos nosotros, las prisas. La política es cortoplacista, de resultados inmediatos, poco susceptible a una planificación de futuro. Y esta partida se estaba jugando ahora, de cara a las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales de 2015.

El adelanto de las autonómicas en 2012 para recabar un gran apoyo ciudadano en favor de la consulta, fue una estrategia electoral, sin duda. De haberle salido bien al Sr. Mas, hubiese aumentado su poder en el parlament y lo hubiese usado como instrumento de presión contra el gobierno central. Pero le salió muy mal, ya no podía gobernar en solitario, necesitaba apoyos. Para muchos jugadores esto ya hubiese sido el final de la partida, habrían dimitido.

Pero Artur Mas se negó a tirar la toalla, quiso mantenerse en el gobierno de la Generalitat, y para ello no le quedaba más remedio que hacer la consulta secesionista que llevaba en su programa, y que por el resultado de las elecciones era apoyada mayoritariamente. Eso, o ser comido por el monstruo del independentismo que él mismo había alimentado.

Para mantener la Generalitat en su poder, solo podía contar con el PSC, que le daba su apoyo si la consulta se pactaba con el gobierno central, algo que todos sabían no iba a ocurrir, y con ERC, que condicionaba su apoyo a hacer la consulta si o si, independientemente de la decisión del gobierno de España. Entre lo imposible y lo arriesgado Mas se quedó con lo segundo.
 
Pero el apoyo de ERC no sería gratuito. Su líder, Oriol Junqueras, no estaba por la labor de entrar en un gobierno obligado a efectuar una sangría de recortes, pero controlaría el gobierno de CIU a través de nueve comisiones de seguimiento hasta condicionar su programa, obligándola incluso a elevar los impuestos. Por otro lado, Artur Mas lograba formar un bloque pro-consulta con la izquierda catalana (los independentistas ERC y CUP, e ICV, brazo de IU en Cataluña), dando sensación de unidad parlamentaria en torno a la consulta.  

El apoyo de ERC a una CIU tradicional aliada del PP, no sería un cheque en blanco, y se condicionaba a efectuar la consulta en una fecha límite, el 9 de Noviembre de 2014, el día de la consulta por la secesión de Cataluña.   

Artur Mas estaba jugando de forma temeraria. Envidando de forma desesperada, por mera supervivencia ante su muerte política inminente, frente a un Mariano Rajoy que sabía no le quería dejar ganar nada.

Si de un mero juego de cartas hablásemos, poco se le podría reprochar al presidente del gobierno. Rajoy ha adoptado el papel de bueno. Advirtió antes a su adversario que sabía que iba de farol y que no le dejaría ganar. Ha jugado con un pragmatismo casi técnico, siendo paciente pero implacable durante la partida. Se a limitado a ver los envites a lo largo de ella, sin aumentar las apuestas, y ahora, en el envite al juego, respondía discretamente a cada aumento de apuesta que entre bravuconadas le hacía su contrincante. 

El problema para Rajoy ha sido terminar la partida contra alguien que ya la tenía perdida, y que ahora trataba de paliar esa pérdida, jugando de forma suicida, lo que le ha llevado a asumir riesgos que no deseaba.

Artur Mas envidó primero al juego de forma modesta, con una consulta no vinculante en el 9N. Pero esto sonaba a trampa, pues si el resultado de la votación no implicaba riesgo de secesión, habría un voto de castigo contra el gobierno central y sus recortes, que se plasmaría en un abultado apoyo a la independencia. Esto no repercutía nada bueno al gobierno de Rajoy, y sería usado como instrumento de presión contra él. Rajoy no es tonto como para aceptar algo así.

Aún con la negativa del gobierno central a la consulta, en Cataluña los políticos ya se han acostumbrado a hacer lo que les da la gana, y entre hacer caso omiso al gobierno de España, o hacer lo mismo a los independentistas, la elección estaba clara. Todos sabemos de la capacidad de movilización ciudadana de Carme Forcadell y su asociación independentista ANC.

Desde entonces al Sr. Mas le tocó el papel del malo, y comenzó el circo que ha durado hasta hoy, y que aún continuará más tiempo… El papel del feo lo haría Junqueras por razones obvias, ahora convertido en el diablillo de la conciencia del president, que le ha ido animando a arriesgar lo que él, por no participar en el gobierno catalán, no ponía en riesgo.


Artur Mas pasaba de asegurar en septiembre de 2013 que no habría consulta sin el aval del Estado, anunciando unas plebiscitarias en 2016, a aumentar la apuesta más tarde asegurando que la consulta se produciría de cualquier modo, y a aumentarla de nuevo en marzo de 2014, asegurando que no descartaba una "declaración unilateral de independencia", una DUI. El “angelito” bueno de su conciencia, el Sr. Duran i Lleida, asustado ya nos advertía de ello.

Todo esto adornado por pomposas declaraciones políticas aprobadas en el seno del parlamento de Cataluña: En enero de 2013 se declara a Cataluña como “sujeto soberano” para convocar la consulta, y en octubre de 2014, se hacía efectiva esta convocatoria junto con la aprobación de la junta electoral.

Y para dar aún más seriedad al asunto, se creaba en 2013 el Consejo de Transición Nacional (CTN), el
órgano creado para garantizar las condiciones democráticas de la consulta secesionista y el futuro nuevo estado catalán. Este diseñaría las llamadas estructuras de Estado para “garantizar la transición nacional”: La Administración Tributaria Catalana; conversión del instituto de crédito catalán en el banco público de Cataluña; Tesorería de la Seguridad Social catalana; Administración de Justicia y la policía, etc.

La cosa parecía verdaderamente seria. Quien presidía el CTN era Carles Viver Pi-Sunyer, un prestigioso jurista exmagitrado del TC. 34 jueces catalanes enviaban un comunicado defendiendo el derecho de Cataluña a la autodeterminación y legitimándola como nación. Entre ellos el conocido juez Santiago Vidal, que participaría en la redacción de la futura Constitución catalana.  Aparecían figuras de fama internacional como José Carreras y Pep Guardiola en apoyo al derecho a decidir. Economistas catalanes con plazas en Harvard, Princeton y otras universidades de presitigio internacional, se asociaban en el Collectivo Wilson para explicar las bondades de la secesión. Y las Diadas de 2013 y 2014 se convertían de nuevo en otras multitudinarias manifestaciones en defensa de la independencia y el derecho a decidir. El mismo Camp Nou, casa de un Barsa con seguidores en toda España, abría sus puertas al movimiento.

Los envites de Mas al juego han sido realmente elevados, pero Rajoy no se ha inmutado al respecto. Envite tras envite ha respondido de la misma forma: La soberanía española reside por ley en el pueblo español, y yo ni quiero ni puedo cambiar este hecho, es ilegal. Y cada acción legislativa producida en el parlament ha sido respondida con diligencia por el gobierno central con un recurso al TC, siendo este el que ha acometido la labor de anularlas.

Y es que la sensatez nos dice que, por más multitudinarios que sean los actos, por más solemnes las declaraciones del parlament, y por más figuras que apoyasen el derecho a decidir, hay algo en el proceso que dentro de un estado democrático no terminaba de cuajar: No respetar la ley. Una ley, la Constitución española de 1978, que ha sido votada en amplia mayoría por todos los españoles, en especial por el 91% de catalanes, y que especifica en su articulo 1 que “La soberanía nacional reside en el pueblo español”, y en el 2 que “se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española”.


Una vez la sociedad española e internacional se ha interesado por proceso soberanista catalán, se ha visto el déficit de cartas con el que jugaba el president. Existen muchas incógnitas sin respuesta en torno al futuro de una Cataluña independiente. Pero sobre todo, independientemente de que la actitud del estado por no facilitar la consulta este sujeta a crítica, se ha observado un proceso muy sucio y manipulado desde el govern y los partidos y asociaciones independentistas.

El gobierno catalán debería reclamar su consulta a quien por ley tiene facultades para permitirla, el pueblo español. Pero siquiera permite votar a los catalanes residiendo en España fuera de Cataluña, y en cambio si se lo permitía a los catalanes residiendo en el extranjero y a los inmigrantes extracomunitarios residentes solo hace 3 años en Cataluña. Se han gastado cantidades ingentes de dinero en tergiversar descaradamente la historia, usando espacios públicos para ello, o simposios con títulos tan elocuentes como “España contra Cataluña”. Siquiera pueden argumentar a la comunidad internacional una supuesta falta de libertades en Cataluña, cuando educaban solo en su lengua, algo que no ocurre en ninguna otra región de los estados occidentales, y tienen una capacidad de autogobierno propia de uno de los estados más descentralizados del mundo. Y si lo que se invoca es el derecho a decidir sobre una secesión territorial, no hay constitución en ningún país occidental que observe el derecho de autodeterminación de sus pueblos.

El discurso victimista podía cuajar en una sociedad catalana absorbida por los medios de comunicación nacionalistas, pero no en la comunidad internacional, y menos aún en la española.

Artur Mas ha demostrado no saber jugar al Mus. Envidó fuerte a pares jugando conlas chicas, la movilización ciudadana por la independencia, y ya se sabe que el jugador de chicas es mal jugador de mus. Y si en el mus se juega en parejas, Mas siquiera sabía quien era la suya. Pensó que jugaba con la Unión Europea y esta le cerró todas las puertas por temor a una cadena de escisiones territoriales en Europa. Y los mercados financieros, el compañero que Artur Mas podría haber encontrado, con Europa en plena recesión, tampoco podían arriesgarse a acompañarle en su juego.


A Artur Mas se le ha visto el farol, tal y como los mitos del nacionalismo catalán iban cayendo.

La publicación de las nuevas balanzas fiscales de Montoro descubrían que Cataluña no presentaba un déficit
fiscal mayor que el de cualquier otra región rica occidental, y mucho menos que el de Madrid, siendo sus condiciones fiscales mejores que las de otras regiones españolas como Valencia o Murcia realmente discriminadas. La Generalitat se vería obligada a abandonar el “Espanya ens Roba” por un simple pagamos mucho.

Si se vendía la idea de un nuevo estado europeo, ya tenía toda una declaración de la Comisión Europea asegurando que se quedarían fuera. Si querían internacionalizar el conflicto, organismos internacionales como la OTAN, y la misma secretaría de estado de los USA mostrarían abiertamente su desagrado hacia la causa independentista. No hubo presidente de Estado dispuesto a atender al president en sus viajes al extranjero.

Y si la Generalitat presentaba la excelencia como atributo inherente a toda gestión catalana, un místico argumento del éxito asegurado de la futura Cataluña independiente, ahora aparecía la Cataluña arruinada por la nefasta gestión de del gobierno del Tripartito, con casos de corrupción apareciendo entre miembros de todos los partidos que habían gobernado la Generalitat, resonando constantemente ese 3% de comisiones ilegales que supuestamente CIU, el partido del president, cobraba por cada obra pública en Cataluña.

Ahora se hacía complicado obviar a importantes empresarios catalanes asegurando que deslocalizarían sus empresas a España,  o a aquellos que aseguraban la inviabilidad de una secesión a corto plazo, porque Cataluña no podría financiar un aumento de su deuda del 145% si quedaba fuera de la UE.

Y por fin, una nueva asociación, sociedad civil catalana, unía a un buen número de figuras públicas catalanas para pronunciarse en su deseo de seguir perteneciendo a España, en nombre de ese 50% de catalanes que hasta ahora callaba.

El golpe de gracia fue la autoinculpación por fraude fiscal de Jordi Pujol, acorralado por Hacienda, tratando de eximir a toda su familia de un enriquecimiento ilegal de millones de euros. Allí en Dalt, yacía en el suelo la estatua derribada del padre de la patria catalana, como símbolo de la indignación y rabia de un pueblo por saberse engañado por quien consideraban sagrado.

El proceso soberanista, o más bien llamado secesionista, caía por el peso de sus vergüenzas. Por la insensatez de las mentiras y por ser conducido desde la soberbia y el odio.

En febrero de 2014 Artur Mas pronunciaría una frase que se ha hecho famosa: "Solo descartamos dos escenarios: la violencia y hacer el ridículo". Por ahora el segundo escenario ya ha ocurrido.

Un jugador sin cartas al que ya se le ha visto el farol, si se mantiene apostando solo por alargar la partida hace el ridículo. Más aún si se acompaña de bravuconadas achuchando a los mossos de esquadra contra el gobierno, o amenazando en los medios con consultas ilegales o DUIs para desdecirse más tarde, eso ya es un espectáculo bochornoso.  

Y el espectáculo se convertiría en algo verdaderamente cómico, cuando aparecían personajes como la mediática Pilar Rahola en la foto del Consejo de Transición Nacional, o cuando en el concierto organizado en defensa de la consulta, el Concierto por la Libertad, aparecía Ramoncín abucheado al gritar por Palestina, para dar paso después a Peret con su tema tan español del “borriquito”. Y ahora, casi al final del espectáculo, el entretenimiento se remataba viendo a Karmele Marchante entre el grupo de voluntarios para informar sobre una consulta, ya suspendida cautelarmente por el TC, o al Sr. Homs explicando que buscaba la forma de gestionar por si mismo la web informativa de la consulta, para así evitar problemas legales a los funcionarios.

El cierre del espectáculo, protagonizado ahora por el Sr. Mas, verdaderamente lleva a la mofa. Tras asegurar una y otra vez que habría consulta, incluso una vez suspendida cautelarmente por el TC, y después de un número de reuniones con los partidos pro-consulta, en los que ni ellos parecían saber lo que se acordaba, el Sr. Mas anuncia el 13 de octubre lo que todos sabíamos: la consulta secesionista no se podrá hacer. Y sin querer acabar tan ridícula actuación, Artur Mas informa al día siguiente que en el 9N habrá un sucedáneo de consulta, sin censo ni garantías democráticas, pero "con locales abiertos, urnas y papeletas". Toma!!, toda una tomadura de pelo que a los hemos seguido esto nos llevó a soltar una carcajada.  

Para divertimento de todos, el tema aún continuará estos días con nuevas ocurrencias del Sr. Mas, como esto que estamos oyendo de publicar el recuento de votos el 10 de noviembre, pero mantener la votación abierta hasta dentro de 15 días. 

Desde que comenzó todo este proceso, el espectáculo dado desde Cataluña ha sido verdaderamente vergonzoso. Un engaño en toda regla propiciado por el Sr. Mas a todo su pueblo, con la única ambición de ganar tiempo y alargar un poco más la partida.

Joaquim Brugué, miembro de la comisión de control del proceso de la consulta por parte de ICV, en un arranque de sensatez, dimitía denunciando que "Llevan días escenificando para que no se diga que no han ido hasta el final, pero saben que no habrá consulta". Y confesaba que "No se está haciendo una campaña informativa para explicar todas las opciones y da la sensación de que lo importante no es poder votar, sino lograr la independencia". Estas declaraciones vinieron después de su renuncia, tras ser linchado en Twitter e insultado por estudiantes independentistas de la universidad catalana donde trabaja. Como nos explicaba Brugué, "Si viniera un observador a Cataluña, creería que es Guinea".

Ya solo no lo ven los que por utopía o por odio se han quedado ciegos. Desde el resultado de las autonómicas catalanas en 2012 hemos asistido a un bochornoso paripé político. El objetivo final de cada uno de ellos nunca lo sabremos con seguridad, aunque cuesta creer que cualquiera en sus cabales pensase que se podría conseguir la independencia.

Desde luego se percibe con meridiana claridad que Artur Mas no ha tratado más que salvar su legislatura, haciendo tiempo para ganarse al electorado independentista aparentando determinación en el proceso de la consulta. Pero un estómago bien alimentado no llevaría una consulta ilegal lo suficientemente lejos como para sufrir un problema legal que le inhabilitase del cargo. Pondría en riesgo su futuro como consejero en el govern o alguna empresa privada.

Tampoco el apoyo de ERC a CIU durante todo este proceso es de mero garante altruista de la consulta. Era probable que CIU se achantase en el momento en el que la consulta fuese revocada, y ahí estarían ellos, absorbiendo los votos de los independentistas frustrados.

La determinación y convencimiento de ambos partidos para llegar hasta el final y asumir el riesgo de independizar Cataluña es cuestionable. Es factible que Artur Mas, mal jugador de Mus, y Oriol Junqueras, que por no haber estado nunca en el gobierno solo saber jugar a la Butifarra, estuviesen determinados a ello. Llevar esto muy lejos hubiese roto CIU, pero el porcentaje de electores que actualmente se llevaría la parte de Unió no independentista sería muy bajo, por tanto Convergecia, la parte secesionista, no habría encontrado mayor inconveniente en el seno del partido.

Pero se hace mucho más inverosímil creer que ninguno de los dos partidos, CIU y ERC, no fuesen conscientes de que las condiciones para una independencia a corto plazo no se dan. Además, la única forma de independizarse mientras el Estado no permitiese un referéndum, es una DUI. Y esto no lo consentiría ni la UE dejando a Cataluña fuera de Europa y del euro, ni los mercados financieros que degradarían los bonos catalanes al nivel de los ugandeses, y la respuesta de los españoles sería de completa animadversión, mercado del que dependen el 50% de las ventas catalanas. Los propios catalanes la rechazarían, e implicaría la inhabilitación para quien lo hubiese proclamado. Por esto, la probabilidad de una DUI es muy baja.

Podemos decir, sin mucho riesgo de equivocarnos, que la partida para Artur Mas se ha acabado. ERC le saca actualmente una ventaja en la intención de voto de 6,7 puntos según la última encuesta publicada por el CEO en octubre, y muy difícilmente podrá recuperar esta ventaja con un sucedáneo de consulta, todo un proceso de recortes y casos de corrupción, y sin dar muestras de complacer a los independentistas radicales proclamando una DUI. Siquiera podrá usar a su favor la recuperación económica, porque este punto se lo llevará el gobierno de Rajoy. Por tanto muy complicado lo tiene el Sr. Mas para mantenerse jugando esta partida y menos para volver a jugar.

El actual líder del PSC, Miquel Iceta (al anterior se lo llevó por delante el proceso soberanista este año), nos daba las claves de lo que podemos esperar en lo que le quede de legislatura al Sr. Mas. Instaba a su homólogo en el PSOE de España, y también nuevo secretario, Pedro Sánchez, a olvidarse de pactar con Artur Mas el apoyo del partido a cambio de renunciar a la consulta y apostar por una reforma constitucional, Los motivos de Iceta ofrecen luz sobre lo que podemos esperar estos días: Sin consulta permitida por el Estado, en aquel momento en que CIU aún resultaba favorecida en las encuestas, Artur Mas convocaría unas elecciones anticipadas formando un bloque de partidos secesionistas con él a la cabeza, haciendo una votación plebiscitaria en torno a la secesión, que posiblemente le daría de nuevo el poder de la Generalitat, con suficiente apoyo como para obligar al estado a pactar un referéndum. En este caso ya no necesitaría del apoyo de los socialistas.

Pero Artur Mas ha jugado tan mal que las encuestas ya no favorecen a su partido, y el hecho de hacer ese bloque de partidos secesionistas implicaría tener a Junqueras como cabeza de la lista, por lo que es posible que las elecciones se retrasen. Junqueras provocará el adelanto electoral para gobernar en solitario, y si las urnas se lo permiten, incluso se atreva a hacer una DUI.

Aún con ERC en el poder de la Generalitat, no es realmente la escisión del territorio lo que está en juego. Aunque ganase unas elecciones plebiscitarias convocadas con este objetivo, podemos augurar que difícilmente se producirá una DUI. Y si algún loco se atreve a hacerlo, el nuevo estado catalán durará menos que las 9 horas del de Companys en el 1934.

No jugamos con cartas Fourier, ni con garbanzos, sino con las expectativas de millones de personas que aún creen en las acciones de sus gobernantes para salir de una crisis económica importante, y es esto con lo que lamentablemente se esta jugando.

Si de un simple juego de cartas se tratase, podríamos asegurar, aún sin acabar de contar los puntos, que Artur Mas ha sido vapuleado por el pragmático Rajoy y esta partida ya ha terminado para él. Pero se jugarán otras partidas de Mus, y sean quienes sean sus jugadores, se va a tener que lidiar con una tarea mucho más compleja: El odio que los nacionalismos de todo tipo, y todo este proceso, ha provocado en la sociedad catalana y también en la española. Esto requerirá de mucha más mesura en el juego que lo que en esta partida de Mus hemos observado.


Rajoy parece querer allanar el tapete en el que se va a jugar en un futuro inmediato. En el papel de bueno que ha adoptado, insiste en ofrecer diálogo sobre todos los aspectos que afectan a Cataluña, siempre dentro de la legalidad. No es un mal comienzo, y esperemos que el Sr. Mas sea por fin sensato para permitir que la nueva partida se juegue en un ambiente distendido. No implica esto renunciar a ninguna aspiración sincera del pueblo catalán. Todos entendemos que, como dijo el presidente de Convivencia Cívica Catalana, Francisco Caja; "si una mayoría de catalanes quieren ser una nación independiente al final lo serán porque no se puede poner puertas al campo".

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