lunes, 25 de noviembre de 2013

SI GANHDI CONOCIESE AL SR. MAS

En su particular apuesta por incrementar la presencia de Cataluña en el exterior, Artur Mas, lleva recorridos en solo dos años unos 56.000 kilómetros. A priori, la idea es la de estrechar lazos empresariales entre Cataluña y el mundo, aunque el president siempre aprovecha sus viajes para recordar en sus países de visita el proceso soberanista en que se encuentra inmiscuida la comunidad que gobierna.

Ahora, con ese deseo de incrementar la política exterior de la Generalitat, el Sr. Mas se encuentra en la India . Y como podíamos esperar, en alarde a su capacidad demagógica, ha explicado que Gandhi le “inspira” para continuar adelante con el proceso soberanista, recordando que, como India, son muchos los estados que se han creado los últimos 70 años.

Artur Mas no ha cometido en esta ocasión la torpeza de buscar “paralelismos” entre el caso indio y catalán, admitiendo reiteradamente que no existen. Pero afirmaba sentirse identificado con los "movimientos populares, pacíficos y transversales" que permitieron que la colonia británica se convirtiera en un "nuevo Estado".

Conociendo la personalidad de este admirado personaje histórico, Mahatma Gandhi, cabe preguntarse que pensaría del Sr. Mas si le hubiese conocido en vida.

Por de pronto, sabida la humildad que siempre derrochó Gandhi, este se preguntaría por los gastos del president en sus viajes a costa de la hacienda pública: Hoteles de lujo como el Israel a 400 euros la noche, o el de Moscú a 1.600 euros la noche, y sólo en billetes de avión y entre julio de 2011 y 2012, se gastó casi dos millones de euros.

Por otro lado seguro que Gandhi hablaría al señor Mas de cómo obligaban a los indios colonizados por los ingleses a ocupar vagones de tren diferentes a estos, e incluso a ser apeados, a cambiar de acera cuando se cruzaban con colonos ingleses, la imposibilidad de ocupar puestos en la administración británica, y la matanza del ejército inglés en la ciudad de Amritsar, donde las tropas coloniales inglesas perpetraron en 1919 una matanza en la cual murieron cientos de indios.
 
A Gandhi le costaría entender el proceso soberanista impulsado en estos viajes por el Sr. Mas, si supiese que Cataluña ha sido un territorio históricamente español al menos desde hace 500 años, y sabiendo que hoy goza de gobierno propio, enseñando únicamente en su lengua en las escuelas catalanas, y con suficientes servicios transferidos como para embarcarse en esta clase de viajes.

Dudo la personalidad altruista de Gandhi apoyase en ningún modo la idea de secesión en Cataluña, basada en la inventiva del expolio fiscal, explicando que los catalanes podrían ser más ricos si se desprenden del lastre de tener que pagar impuestos para ayudar a sus compatriotas más pobres.

Pero de lo que estoy convencido, en que cuando Gandhi conociese al señor Mas, encontraría una buena oportunidad para expresar su célebre frase de “el capital no es un mal en sí mismo, el mal radica en su mal uso”. 

Con toda seguridad Gandhi le daría un buen rapapolvo al saber que el último estudio de la Comisión Europea sobre la corrupción política e institucional en los países de la UE-27, revela que Cataluña es la región más corrupta de España y una de las peor gestionadas de toda la UE. Y que todos sus casos de corrupción apuntan al partido político del Sr. Mas, CIU, con la acusación que directamente Pasqual Maragall le lanzaba a su persona en 2005: "El problema de CiU se llama tres por ciento", el caso Palau , el caso Pallerols o la trama de las ITV.

Gandhi se enojaría con Sr. Mas sabiendo que su política de recortes se ha aplicado casi exclusivamente sobre servicios que afectan directamente al bienestar de los ciudadanos catalanes, que de por sí ya son más reducidos en Cataluña que la media estatal (un 12,7% de PIB en 2008, cuando la media del resto del estado era de un 14,1% del PIB en el mismo año). Que en educación, el gasto ha caído un 17% desde que Irene Rigau es consellera, y en sanidad la Generalitat recortó 1.119 millones de euros, un 11% del presupuesto, y mientras tanto la partida de gasto identitario puede superar este año de 2013 la nada desdeñable cifra de 350 millones de euros.

Y en el enojo, es posible que Gandhi llamase mentiroso al Sr. Mas, cuando este le comentase que Espanya ens roba, sabiendo que Cataluña es la cuarta región española que más presupuesto público gestiona y gasta por habitante.

Lo más posible es que el Gandhi se sintiese indignado con el president, y le sugiriese copiar la política presupuestaria de la capital de su país, Madrid, que siendo la segunda región más rica (por detrás del País Vasco) es, sin embargo, la penúltima en cuanto a presupuesto por habitante, y aún así el porcentaje que destina de su presupuesto a educación y sanidad es el 62%, la tercera comunidad que más destina a estas partidas, mientras que el de Cataluña es de un 45% de su presupuesto total, la penúltima de las comunidades.

TABLA 2: Presupuesto per cápita y PIB per cápita

PRESUPUESTO POR HABITANTE
PIB PER CAPITA
Navarra
6.523
29.165
País Vasco
4.837
30.474
Extremadura
4.678
15.766
Cataluña
4.361
26.569
Castilla-La Mancha
4.071
17.953
Cantabria
4.043
22.405
Asturias
4.031
21.428
Aragón
3.931
25.327
Castilla-León
3.926
22.470
Rioja
3.911
25.300
Andalucía
3.760
17.266
Galicia
3.472
20.632
Murcia
3.345
19.161
Canarias
3.298
19.622
Baleares
3.050
24.129
Madrid
2.892
29.189
Valencia
2.780
20.116

Y mientras esto es así, Cataluña destaca de forma abismal con respecto al resto de CCAA en la gestión de un complejo entramado de 459 entes. Solo el centenar de empresas públicas acumula una deuda de 6.184 millones de euros, la mitad del total autonómico (12.182 millones de euros) un total del 3,2% de su PIB.

Lo más posible tras un encuentro entre Mahatma Gandhi y Artur Mas, es que el segundo fuese avergonzado por el primero, con el buen consejo de no despilfarrar en gastos soberanistas de televisiones, empresas clientelares con la Generalitat y viajes, antes que despotricar del país a quien su juró su cargo. Y que no solo ha rescatado sus cuentas en una ocasión, con una inyección de 5.000 millones de euros en las arcas públicas catalanas en 2012, sino que solicitaba otro nuevo rescate este año de 9.000 euros.

Ganhdi se libraría de tener que aguantar las proclamas nacionalistas del Sr. Mas. Los españoles sin embargo tendremos que oirlas de nuevo a la vuelta de su viaje de la India.









martes, 12 de noviembre de 2013

UN NACIONALISTA CATALAN EN EL MUSEO DEL HOLOCAUSTO

Quien se ha preocupado en leer historia de España, o de Cataluña, sabe la situación de inestabilidad política y social que hoy día vivimos gracias a las élites de poder catalanas no es para nada nueva.

Duc Seu d'Urgell 

La enorme cantidad de privilegios y concesiones que dichas élites recibieron de los monarcas aragoneses buscando ser financiados, y que se mantuvieron después por la Monarquía Hispánica para evitar conflictos internos, los convirtieron en Grandes de España, y gracias a las riquezas del comercio en el Mediterráneo, obtuvieron una posición privilegiada dentro de toda la Corona Española.

Esto convirtió a los consellers y gobernadores catalanes en figuras muy poderosas, y en un elemento descentralizador y muchas veces desestabilizador, para la monarquía española. Tanto es así que en competencia con sus monarcas provocaron dos guerras civiles en Cataluña (una de ellas perteneciendo a la Corona de Aragón en 1462), y llevaron el conflicto internacional de la Guerra de Sucesión al interior de la península en 1704. Habría que añadir su influencia en las guerras carlistas del s. XIX y la inestabilidad política que provocaron en Cataluña a principios del s. XX. 

Nunca antes hasta hoy habían buscado la secesión de Cataluña, excepto cuando en la guerra de secesión catalana de 1640 independizaban el principado, culpando al gobierno central sobre los males de un campesino levantado que los estaba asesinando y saqueando sus propiedades.

Y hoy día, como en 1640, una población empobrecida se levantaba durante el 15M contra una Generalitat y políticos catalanes que les hastiaban por su opulencia, malgasto público y aumento de impuestos, y como entonces hizo el president Pau Claris, el actual president Artur Mas, les azuza con esa coletilla del “Espanya ens roba”, culpando como de costumbre a España de los males de su pueblo, olvidando que su sueldo es superior al del jefe del gobierno central e incluso al del rey. 

Pero hoy, en el 2013, existe una diferencia substancial con respecto aquellos acontecimientos que se vivieron en 1640. Pau Claris pudo tomar la decisión unilateral de independizar Cataluña y ponerla bajo las manos de Francia, nombrando al entonces rey francés Luis XIII, como Luis I de Cataluña.

Produjo una guerra civil en Cataluña, puso su comercio en manos de comerciantes franceses, y provocó un enorme desprecio del pueblo catalán hacia ellos, acuñando el peyorativo de gabacho para nombrarlos.  

A diferencia de 1640, hoy día Artur Mas vive en un estado democrático, por más que esto se ponga en duda, y no puede tomar la decisión unilateral de independizar Cataluña, y menos con el apoyo de sus vecinos en Europa.

Pero como dicen, todo esta inventado, y también se descubrió la forma en la que las élites de poder puedan dirigir a las masas en democracia. El mecanismo proviene de ese nacionalismo romántico o germánico basado en la raza, las etnias, los mitos y la historia de los pueblos que dio lugar a los fascismos de principios de s. XX , y que tanto incidió en el nacionalismo catalán de la época.

No existe mucha diferencia entre el Valentí Almirall que escribía en Lo catalanisme (1886), sobre la existencia de una raza catalana, de origen ario-gótico, superior al resto de pueblos peninsulares, de raíces semíticas, o en Prat de la Riba, el arquitecto del catalanismo político, cuando decía “La «castellanización» de Cataluña sólo es «una costra sobrepuesta, una costra que se cuartea y salta, dejando salir intacta, inmaculada, la piedra indestructible de la raza”, con las declaraciones de algunas de las figuras políticas del nacionalismo catalán en nuestra democracia.

El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que durante tantos años de democracia gobernó en Cataluña, publicaba en 1976:

“El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido [...], es generalmente un hombre poco hecho”.

Heribert Barrera presidente de ERC hasta 1995 y ex-President del Parlament de Catalunya, escribía en 2003:

“Si continúan las corrientes migratorias actuales Cataluña desaparecerá (...) Eso claro está si la entendemos como una nación, con su lengua, su cultura y su historia y no como un simple territorio (...) ¿Hasta qué punto el asimilacionismo español triunfará por cuestión de número? No lo sé. Tengo la esperanza de que quizá podamos aguantar…”

La antigua primera dama de Cataluña, Marta Ferrusola, durante la presentación del libro de Barrera, explicaba que la inmigración árabe en Cataluña es “peor que durante la gran emigración de los 60 -al fin y al cabo los andaluces son tan católicos como los catalanes….”. Ferrusola expresó sus temores de que la inmigración actual aprenda únicamente el castellano y se sume a la masa de andaluces y extremeños, a los que dedicó estas palabras: «ésa gente saben hablar el catalán muy bien y no hay que ceder ni así». Una actitud que ilustró con una anécdota de la infancia de sus hijos, cuando los llevaba al parque: «Hoy no puedo jugar, madre, todos los niños son castellanos». 

Sin necesidad de retroceder más que al año 2011, la consellera de ensenyament, Irene Rigau, expresaba
que están “catalanizando el sistema educativo” dedicándose a “traspasar la tradición y generar la historia” para así hacer una escuela pública que “funde diferentes grupos étnicos en un solo pueblo”.

Jaume Reixach, editor y director de El Triangle, en un artículo titulado El hijo del amo, expresaba: “Artur Mas es una “criatura” que ha crecido a la sombra de Jordi Pujol. De ser un “mindundi” en la consejería de Comercio escaló, peldaño a peldaño, dentro del organigrama de la Generalidad hasta ser designado consejero en jefe el año 2001”.

A día de hoy, el Sr. Mas se encuentra de visita oficial en Israel.  En el museo del Holocausto de Jerusalén, Mas se refirió a quienes en algún momento han comparado con el movimiento nazi el proceso soberanista catalán. Los acusó de propagar “falsedades” y dijo que “el pueblo catalán también fue víctima de los totalitarismos”.

Nos resultaría gratificante imaginar que el Sr. Mas sentía vergüenza recordando esas declaraciones de su mentor, el Sr. Pujol, de la mujer de este, la Sra. Ferrusola, o de su actual consejera de Educación, Irene Rigau, mientras observaba las atrocidades en el museo del Holocausto de Jerusalén, que ese tipo de ideas provocaron sobre el pueblo judío.


Al menos el Sr. Mas habrá agradecido no haberlos traído consigo como acompañantes en este viaje.

jueves, 12 de septiembre de 2013

LA VÍA CATALANA


Nos explicaba Carme Forcadell, presidenta de la ANC, organizadora de la multitudinaria vía catalana, que esta rememoraba el trazado de la antigua vía Augusta, en la Hispania romana. Carme explicaba que la vía catalana había de ser "un símbolo, el símbolo de la unidad del pueblo catalán para alcanzar la soberanía nacional".

A mi entender Carme Forcadell se equivocó enormemente evocando a la vía Augusta, si lo que quería mostrar era la unidad del pueblo catalán proclamando la independencia del resto de España. La Vía Augusta fue la calzada romana  más larga de Hispania, con una longitud aproximada de 1.500 km, y unía los Pirineos con Cádiz, bordeando todo el arco Mediterráneo.  No resulta buen ejemplo de independencia entre los pueblos que recorría, la verdad sea dicha.

Cuando observaba las imágenes de la vía catana, en esta Diada del 11 de septiembre de 2013, me preguntaba si estaría allí aquel director del colegio La Llauna de Badalona, José Antonio Armario, que en el día de la Hispanidad del año pasado explicaba que “no tienen nada que celebrar”. Quizás sin saberlo, el Sr Armario estaría recorriendo esta antigua vía tan hispana que ya unía España de norte a sur desde el año 8 a.c., y cuya calzada hoy siguen la N-340 y la AP-7.

Pero ya nos hemos acostumbrado a las contradicciones en los actos del independentismo y nacionalismo catalán, en los que con mofa asistimos a la concentración de fervorosos independentistas gritando no tener nada que ver con España, mientras ponen flores a la estatua de un fervoroso patriota español como Rafael Casanova, que en el 1714 gritaba por la “libertad de toda España”, evocando a un torero en su diseño, mientras cantan Els Segadors, aquellos que en el 1640 se levantaban al grito de “Visca el rei d´Espanya i muiren els traidors!”.

En fin, ¿qué novedad nos ha ofrecido este nuevo acto del independentismo catalán en esta Diada del 2013? Pues a mi entender NADA.

NADA, no es una carencia de información. La nada para los astrofísicos no existe, más bien es esa materia oscura que siempre está en movimiento, manteniendo así el movimiento de los astros extendiéndose por todo el universo.

Ya de por sí, el recuerdo a la vía Augusta nos hace pensar que los romanos lo debían hacer mejor que nosotros, que aún no nos hemos puesto de acuerdo para terminar el corredor Mediterráneo.

Por otro lado, de nuevo hemos observado en la vía catalana un verdadero ejemplo de organización, de eficacia y éxito de al menos una parte del pueblo catalán. Algo que ya nos demostraron en las olimpiadas del 92, y que lamentablemente los madrileños no tendrán ocasión de demostrar, al menos através del mismo evento, ya que a  primeras de cambio el COI ha rechazado su proyecto olímpico para 2020.  Por lo que se ve, la corrupción y dudas sobre la capacidad de financiación de cantidades relativamente bajas, han sido
suficientes para desechar el proyecto. Dos lastres que sacuden a toda España, Cataluña incluida.

NADA, vuelven a ser guerras de cifras que poco tienen que ofrecer, más el conocimiento de que el fervor independentista de la Diada de 2013 ha sido tan importante como lo fue en el 2012. Y volvían a aparecer los sondeos estadísticos sobre el apoyo a la independencia, esta vez en un porcentaje del 52% de los catalanes según una encuesta de la Cadena Ser, porcentaje que no ofrece mucho cambio de un año a otro. Y según la misma encuesta, la estimación de voto sigue catapultando a ERC a ser la primera fuerza en Cataluña.

Y en la NADA, en la inalteración de la realidad catalana, ocurren hechos que no se producían desde hacía ya muchos años atrás: Un grupo fascista nacionalista español agrediendo a políticos con el lema de la preservación de la unidad de España, en este caso en Madrid, en la sede que allí posee la Generalitat de Catalunya. Lo ánimos están exacerbados.

NADA ha cambiado desde 2012, pero en términos políticos esta NADA es mucho más informativa.

Los casos de corrupción no permiten a los grandes partidos estatales generar ningún entusiasmo ni a los catalanes ni al resto de españoles. El caso Bárcenas lastra algunos de los buenos indicios económicos obtenidos bajo el gobierno del PP, entre ellos una prima de riesgo de 256 puntos, o las previsiones de Funcas elevando el PIB español para el 2014 al 1%, o la mejora de competitividad por las exportaciones. Le pesan tanto al PP sus corruptelas como al PSOE le pesa el caso de los ERE de Andalucía en contra de su proyecto federalista.

Por parte de CIU, tampoco la cosa les esta saliendo mucho mejor. A Artur Mas le lastran más los casos de corrupción sobre el Palau y las ITV, y los niños malnutridos catalanes, que su proyecto secesionista, que ni es visto con buenos ojos por la mayor parte del empresariado catalán, ni es creíble para el electorado independentista convencido. De modo que toda su  propaganda nacionalista y la exacerbación de ánimos secesionistas no está más que provocando un enorme rédito electoral a su actual socio de gobierno ERC.

Para Rajoy y Mas esta NADA les obliga a mover ficha. El hecho de que nada haya cambiado les obliga a ambos a cambiar la estrategia de todo este año.

Rajoy ya debe saber que el tiempo no lo cura todo. Un sentimiento independentista que no se disipa, que mantiene toda su fuerza, implica una tensión política que ni el perfil bajo de Rajoy puede soportar.

Artur Mas no puede seguir alimentando al independentismo catalán, sin siquiera aprobar unos presupuestos que aparten la mirada de la UE de Cataluña, al tiempo que los colectivos de trabajadores se siguen movilizando contra él, y aparecen noticias incluso de malnutrición infantil en niños catalanes. Todo esto podrá beneficiar a Oriol Junqueras (ERC), pero no a él. El Sr. Mas ya debe haber aprendido la lección que recibió tras el adelanto electoral en 2012: el fervor independentista solo es sentido por poco más del 50% de la población catalana, y esa masa poblacional no deja de concentrar su voto en ERC. De algún modo debe atraer de nuevo a los nacionalistas moderados. Si mantiene la misma estrategia no acabará la legislatura.

Para ambos políticos, Rajoy y Mas, hubiese sido ideal mantener una relación de crispación entre ellos hasta el 2016, próximas elecciones plebiscitarias, a priori, a ambos les hubiese proporcionado un importante rédito electoral. Habría tiempo para que los ciudadanos percibiesen mejoras en la economía, los ánimos se calmarían, y se podría aprovechar la situación de crispación para reformar el modelo fiscal de todo el estado, algo que todos los españoles están pidiendo a gritos. Una reforma en el modelo fiscal del Estado podría eliminar parte de la injusta carga fiscal que sufren las comunidades de Madrid, Baleares y Cataluña, permitiendo a Mas presentar como un éxito la negociación con el gobierno central, al igual que Madrid y Baleares, ambas del PP. Dependiendo de la presión secesionista, se podría hablar de una consulta para después de las elecciones. Con los ánimos calmados, la economía mostrando datos positivos y las condiciones fiscales de Cataluña mejoradas, la tensión secesionista se reduciría, una consulta por la secesión carecería de peligro para España y para el empresariado catalán. Este desenlace de hechos hubiese sido suficiente para que los nacionalistas de ambos lados percibiesen un triunfo en la negociación entre ambos líderes, unos habrían mejorado sus condiciones fiscales, y otros habrían logrado hacer desaparecer la tensión secesionista por un tiempo. La mejora económica y la esperanza de una consulta negociada tras las elecciones podrían incluso haber mantenido a ambos en el poder, y esta posiblemente era la estrategia hasta ahora.

Pero ninguno de los dos políticos debieron contar con que el hastío que ahora los ciudadanos sienten hacia los partidos tradicionales, esos mismos que durante 30 años de democracia se han mantenido alternativamente en sus respectivos gobiernos, y que hoy son percibidos como ladrones y causantes de la crisis. Y ese sentimiento de hastío provoca una movilización social, no solo en Cataluña, sino en toda España, cuyas consecuencias ya no son previsibles. 

El PSOE ya vivió en sus propias carnes como un movimiento social aparentemente de izquierdas, el 15M, se levantaba en toda España contra un partido tradicionalmente autodenominado de izquierdas. Hoy el PP puede observar atónito como independientemente de la aparición de unos tibios buenos resultados económicos, la intención de voto se dirige hacia partidos nuevos como UPyD o Ciutadans. Del mismo modo, CIU observa que la mejor arma que siempre ha poseído, la exacerbación nacionalista, solo es aprovechada por un partido tan radical como ERC.

Rajoy y Mas saben que la independencia en 2014 no es posible, a menos que quieran llevar al país al traste, entendiendo por “el país” lo que cada uno sienta. Ahora ambos se ven obligados a negociar para canalizar el hastío y la exacerbación de ánimos de los ciudadanos a quienes gobiernan, e ir apareciendo juntos en los medios, a pesar de ERC.

Posiblemente al Sr. Mas no le quede más remedio que ir informando al pueblo catalán de la inviabilidad de una Cataluña independiente en el periodo de un año, para tratar de rebajar los ánimos independentistas en un sector de la población catalana que hasta ahora no lo había sido, y que muestran en la vía catalana, mas que un deseo de independencia de España, una ilusión de salida a la crisis mediante este medio. Si no lo hace él, tratará de hacerlo el empresariado catalán y académicos catalanes sensatos.

Y posiblemente al Sr. Rajoy no le quede más remedio que aceptar una consulta sobre la secesión en algún momento, para acotar la desafección del pueblo catalán contra el Estado español, por sentir coartada su libertad. Posiblemente pacten esa consulta para después de las elecciones plebiscitarias del 2016, ganando así tiempo para recuperar la economía, y presentar algún balance positivo en ambos gobiernos. CIU podría mantener a parte del electorado independentista proporcionando la ansiada consulta tras las elecciones.


Todo esto podrá ser, si logran convencer al pueblo catalán de esperar un poco, hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Algo que ERC, seguro no esta por la labor de aceptar, pues saben que el tiempo corre en su contra, y la única oportunidad de conseguir su ansiada independencia es ahora, en una España mermada en su economía y en sus ánimos.

Oriol Junqueras sobradamente sabe que hace solo 3 años, medios nacionalistas catalanes publicaban titulares como este:
"El 65,7 por ciento de los catalanes se siente muy o bastante orgulloso de ser español" (La Vanguardia, 16/07/2010)

Aún a día de hoy, incluso en medio de uno de los movimientos secesionistas más importantes de la historia de España, el Barómetro del CEO (Centro de Estudios de Opinión de la Generalidat), ofrece el dato de que el 68,6% de la población catalana dice sentirse español en mayor o menor grado. ERC y sus votantes más radicales, saben que el momento es ahora, más tarde, si las condiciones económicas mejoran, la presión secesionista se habrá reducido a los niveles históricos del 30% al 15% de la población catalana.

Los secesionistas convencidos saben que su deseo de secesión es tan complicado, que la mayoría siquiera dan crédito de hacerlo realidad. Lo tienen todo en contra, la UE, el gobierno central, el empresariado catalán, los mercados internacionales, unas consecuencias traumáticas, y a fin de cuentas, el sentimiento de la mayoría del pueblo catalán no es secesionista, saben que los resultados en las estadísticas responden a un sentimiento de desprecio a España provocado por la crisis, y que cuando pase, también esto se pasará. Pero ERC lo dará todo por esa consulta en el 2014. Las asociaciones por la independencia movilizarán a los secesionistas con la misma eficacia que lo ha hecho en la vía catalana, haciendo difícil a CIU gobernar sino se compromete a esa consulta. Y más les vale a estos últimos tratar ahora de buscar excusas para dejar de lado a su actual socio de gobierno, ERC, y buscar apoyos en otros partidos y en el mismo gobierno central, que por el bien de todos, permitan a Artur Mas terminar la legislatura.
  

lunes, 24 de junio de 2013

La Lógica Narcisista de la independencia de Cataluña

Una Cataluña independiente en tiempos normales es completamente viable, pero ahora, con el volumen de deuda que tiene, no es posible. Esto es la opinión de la mayoría de expertos internacionales según el periódico Público. Josep Oliver, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), explicaba que con la independencia de Cataluña su “deuda alcanzaría el 80% del PIB” y “no es imaginable”, y recalcaba que quienes la plantean lo hacían “como idea de medio plazo”. 

Esto lo saben los políticos de CIU, ERC, PP, PSC y cualquiera inmiscuido en el actual embrollo secesionista. A unos les sirve para ganar votos, a otros para tratar de conseguir mayor financiación, a otros para vender más periodicos... en fin, un negocio, como todo en esta vida. Y como decía Angel de la Fuente, “si aún sabiéndolo optan por embarcarse otra vez en la misma aventura, la única conclusión posible es que lo hacen con el objetivo de tener un motivo más de agravio".

A la mayoría de españoles fuera de Cataluña la independencia de esta, o no les importa nada, o no se la creen, o sencillamente son contrarios a que Cataluña, ni ninguna otra CCAA, se secesione.

La realidad es que en Cataluña nadie sabe realmente cuanto beneficiaría la independencia, siquiera los del collectiu wilson se han atrevido a dar números. Esto depende de como se comportase el mercado español, las multinacionales, y sobre todo la capacidad de Cataluña para exportar, y esto último depende de su capacidad para competir contra el resto de estados de la EU, y especialmente contra Asia y Latinoamérica. Contando con que los mayores importadores de productos europeos son precisamente el mercado interno de los estados miembro de la UE,  la capacidad para salir de la crisis y convertirse de nuevo en una demanda fuerte sería decisiva para una Cataluña exportadora. Y es aquí donde esta el problema y quizás actual ventaja para una Cataluña independiente.

Las razones de la independencia no están en que Cataluña fuese una nación histórica, pues nunca lo fue; o que los catalanes no se sintiesen españoles, en los buenos tiempos lo sintieron como los que más. Josep Pla a finales del XIX, decía que “Los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos” y hacia 1600 Miguel de Cervantes refleja la sociedad barcelonesa en la segunda parte de El Quijote, explicando que el español era lengua de uso habitual y que los barceloneses se referían a ella como “nuestra lengua”.

España tampoco ha expoliado a Cataluña. Gonzalo Martínez Díez, catedrático de Historia del Derecho Español, 1976, explicaba que el desequilibrio fiscal por habitante en contra de la Corona de Castilla con respecto a la de Aragón varió entre cifras de un 400% superior en 1553, a un 838% en 1623 y hacia 1833, si cada castellano pagaba 29,5 reales, los de la corona de Aragón pagaban 11,5. La realidad histórica demuestra que España ha privilegiado a las élites catalanas más que a nadie, y fueron los castellanos los mayores  agraviados por el franquismo o los monarcas españoles.

Independientemente de las prohibiciones borbonas hacia la lengua catalana en las instituciones públicas o en la escuela, hoy solo se enseña catalán en las escuelas catalanas, y el conocimiento de esta lengua condiciona el acceso a las plazas públicas de Cataluña.

Tampoco hoy existe agravio de ningún tipo. Cataluña paga más porque gana más gracias al mercado que tiene en España, y que casi implica el 50% de sus ventas, y aún así reciben mucha más inversión del estado que la mayoría de CCAA, aún pagando menos que algunas de ellas. Según el informe “el stock y los servicios de capital en España y su distribución territorial y sectorial (1964-2010)”, elaborado para la Fundación BBVA hace un año, Cataluña es la autonomía que acumula mayor inversión absoluta en infraestructuras públicas.

Nada de los supuestos agravios que airea la Generalitat son ciertos. Pero la realidad es que, en una lógica narcisista, quizás los catalanes ya no necesitan a España para nada. Son una región rica, ya se encargó España de facilitar su enriquecimiento, y los catalanes supieron como hacerlo. Y cuando hablamos de catalanes hablamos de gente de toda España, como ocurre en el resto de las regiones. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los apellidos García, Martínez y López siguen siendo los más comunes de los catalanes como en el resto de España ,entre el 23 y el 15 por mil de la población, seguidos por los Sánchez, Rodríguez, Fernández, Pérez y González por encima del 12 por mil cada uno. Los apellidos de origen estrictamente catalán no se encuentran en Cataluña hasta la posición 26, 27, 31, 33 y 36 que son los Vila, Vidal, Serra, Martí y Ferrer, entre el 2‰ y el 2,43‰ de todos los apellidos en primero o segundo orden de Cataluña.

Pero hoy día no hay guerras para necesitar un país militarmente fuerte que defienda cualquiera de sus regiones. El consumo en España se ha reducido en índices alarmantes, en Europa esta estancado, y Asia y Latinoamérica dentro de poco sustituirán su demanda interna. En esta línea, una Europa cuyos consumidores serán sustituidos por asiáticos y latinoamericanos, y una España esta aún peor, ¿de que sirven a Cataluña?. 

Cataluña puede funcionar como un estado independiente. No sabemos el tiempo que necesitarían, pero lo que dejen de vender a España fácilmente puede ser sustituido por lo que vendan a Asia, Latinoamerica, EEUU, Rusia y otros países de la unión. A priori, si su nivel de ventas en el mercado nacional no cayese de forma estrepitosa tras su secesión, y fuese paliando su paulatina pérdida con exportaciones, ¿para que necesita compartir sus beneficios con el resto de españoles, cuya cuota de mercado inevitablemente tiende a ser menos importante para Cataluña?.

Esta es la lógica, narcisista, pero la lógica de la independencia. Ahora, también puede ser el mayor error de su historia. El ejemplo de la antigua Checoslovaquia es una buena lección. Basados en el estudio “Integration, Zerfall und Handel in Europa”. Zentrum für Europäische Integrationsforschung. Rheinische Friedrich-Wilhelms-Universität Bonn, cuatro años tras la disgregación de Checoslovaquia, las empresas eslovacas y checas vendían al otro lado de la frontera un 65% menos que antes de la separación. Según los datos del CIA World Factbook, en 2011, las empresas de Eslovaquia solo son capaces de vender en la actualidad a consumidores checos un 15% de sus ventas. En el caso de Chequia, la rica del duo, este porcentaje se ha reducido aún más a sólo el 9%.

Cataluña competiría no solo con toda la UE y EEUU por esa nueva demanda en Asia y Latinoamérica, sino también con España, pero esta última lo tendría más fácil para absorber el negocio que en España dejase Cataluña, además de competir con ella para absorber lo que haya en el mundo. 

Cataluña sin España no tiene motivo para albergar el conjunto de multinacionales que abastecen la península ibérica, Portugal incluida, y también España esta muy consolidada en Latinoamérica. Los grandes bancos y empresas catalanas lo son gracias a un mercado de 47 millones de habitantes, cuanto menos, que disfrutan en toda España, y no de 7 millones como tiene Cataluña. El puerto de Barcelona tampoco será el receptor de grandes buques de carga provenientes de todo el mundo, no tiene calado suficiente, lo podrá ser Valencia, Cartagena o Almería. Cataluña estará tan cerca de Francia como España a través de Huesca. Tampoco tiene una mejor situación estratégica con respecto a España en nada.

Hoy día, si estuviésemos en condiciones normales, y España no boicotease a la industria catalana, podría ser interesante la independencia, pero a largo plazo parece que podría perder mucho más de lo que hoy en día tiene.

Aún así, es un riesgo que los catalanes han de asumir o no, eso depende de la animadversión o apego que sientan hacia España. Lo curioso es como se ha podido conseguir que una población que ha estado unida toda su historia a otra, con apellidos y gente que vienen de todas sus regiones como en el resto de España, que han disfrutado y sufrido juntos a lo largo de toda su historia, hoy día, entre un 45% y un 55% de la población catalana tenga claro que quiere separarse por ser gente distinta de sus compatriotas, con argumentos de ser expoliados, lingüísticamente agraviados, y hablando con total convencimiento de relaciones bilaterales entre dos naciones. 




lunes, 8 de abril de 2013

LA PARTIDA DE MUS ESPAÑOLA



A día de hoy, Artur Mas sabe que ha arruinado su partida. Aquella manifestación el día de la Diada de 2012 reuniendo a lo que dicen que fue un millón y medio de personas en Barcelona proclamando la independencia, ofuscó su mente.

No toda la culpa es de él. Estaba jugando al Mus con unas cartas muy malas, llevaba un ciego, ni pares ni juego, y sabía que su principal adversario tampoco las tenía buenas. En Cataluña cuando se juega al mus no vale mentir, ni antes ni después del corte, pero en el resto de España, se puede, y el president lanzó un farol envidándolo todo. La grande, la chica, todo…

Cuando Artur Mas llegó al poder, la economía catalana cargaba con un lastre importante: Una deuda que ya alcanzaba el 17,3% del PIB de Cataluña. El gobierno tripartito, entre 2003 y 2008, había aumentado la deuda de 10.900 millones de euros a 15.776 millones. El porcentaje de deuda que encontraron cuando accedieron a la Generalitat del 7,4% del PIB, aumentó un 50% en ese periodo. Aún peor, el cuestionamiento por parte del gobierno central de Zapatero del alcance de la crisis, junto con los compromisos de gasto contraídos por el tripartito durante las elecciones, hicieron aumentar de nuevo esa deuda. Se disparó a 20.825 millones en un año, aumentando aún más la que ya existía en 2008, y triplicando la que había dejado el gobierno de Pujol, cuando por vez primera accedieron a la Generalitat en 2003. Un lastre de deuda del 17,3% del PIB catalán en herencia para el nuevo gobierno de Artur Mas.

Pero Artur Mas sabía que en la partida de Mus de España, Cataluña suele jugar con buenas cartas. No son los catalanes malos jugadores. Allí, como en casi toda España, se juega con naipes Fournier. Es una región muy rica, de hecho, como nos dice José Luis Feito, presidente del Instituto de Estudios Económicos, Cataluña alcanzó en 2007 una renta per cápita que era un 120% de la media de la UE, superior a la de Alemania (que se situaba en el 116% de la media de la UE). A priori, si fuese un estado
independiente, sería uno de os más ricos del mundo.

Por ello, aún sabiendo que la situación económica de Cataluña ya era complicada, Artur Mas llegó al gobierno de la Generalitat con el pacto fiscal bajo el brazo. Sabía de sobra que el gobierno central del PP, gestionando una merma económica de la misma magnitud que la catalana en el estado, no aceptaría nunca un sistema de financiación a modo de fuero vasco para Cataluña. Eso implicaría perder los recursos que aporta una de las tres únicas autonomías aportadoras netas al Estado. España no se podía permitir algo así, y la Generalitat de CIU lo sabía. Pero envidando a la grande, al menos podía presionar para mejorar sus condiciones fiscales.  

El problema de ambos jugadores, Gobierno central y Generalitat, es que en esta partida de España, hay otro, u otros jugadores, que parecen llevar bastante mejores cartas que ellos. Bruselas jugaba fuerte, y estaba apostando alto. Fijaba objetivos de déficit del 3% del PIB y una deuda inferior al 60% del PIB
para cada estado de la unión. Una apuesta muy alta para España, que a cierre de 2010 barajaba una cifra de déficit del 9,2% de su PIB y del 61,50% del PIB de deuda pública. La Generalitat, por su lado, ya presentaba un déficit del 3,9% de su PIB, y su volumen de deuda era con creces el mayor de entre todas las comunidades, un 27,6% del total de la deuda acumulada entre todas ellas, y que en el 2010 ya sumaba el 9,8% del PIB español.

Si Rajoy llegó al poder del gobierno central en noviembre de 2011, el déficit autonómico ya había alcanzado el 1,20% del PIB en el primer semestre, cuando el objetivo de este para todo el año era del 1,30%.

Sabiendo que la presión venía de arriba, desde Bruselas y Alemania, más que desde el gobierno central, la Generalitat aplicó la política de austeridad exigida, reduciendo su gasto público entre el 2011 y 2012 un 17,4%. Pero aún con ese enorme esfuerzo, desde que Artur Mas llegó al poder en 2010, la deuda había seguido aumentando hasta alcanzar en agosto de 2012 los 42.000 millones (el 21% del PIB
catalán) según los datos del Banco de España.

Lo cierto es que las políticas de austeridad impuestas por Bruselas, con la Alemania de Merkel llevando la batuta, no estaban produciendo los resultados esperados, ni en España, ni en el resto de Europa. La crisis empeoraba. En España la deuda del conjunto de las administraciones públicas alcanzó los 884.416 millones de euros en 2012, lo que equivalía al 84,1% del PIB, su nivel más alto de una serie histórica que arranca en 1990. Un incremento de la deuda publica del 20% solo en ese año. Para 2013, el Ejecutivo esperaba que la deuda escalase al 90,5% del PIB.

En junio de 2012 se negociaba el rescate financiero de la banca española, aquel del famoso “España no es Uganda”, y en julio de 2012 Montoro negociaba con las autonomías unos objetivos de déficit para sus administraciones del  0,7% para 2013 y del 0,1% para el 2014, manteniendo su firmeza de no relajar el déficit autonómico autorizado del 1,5%.

La Generalitat se sentía fiscalmente ahogada, y ya había lubricado todo su aparato mediático en Cataluña para envidar a la chica. El 8% de déficit fiscal del estado con Cataluña, calculado por el respetado economista Mas-Colell, y ahora conseller de economía de la Generalitat, se presentaba como el expolio que el estado practicaba sobre Cataluña anualmente. Los catalanes ya podían olvidarse del malgasto del tripartito, de los recortes de CIU, y de la corrupción de sus políticos. Ahora solo se oía aquello de “Espanya ens roba”. La demagogia de CIU lograba lo que mejor sabe hacer el nacionalismo catalán: culpar a España de todos sus males. 

La realidad es que por más que CIU aplicase una política de austeridad intensa, la Generalitat de por sí es cara. La diplomacia nacionalista tiene un precio muy alto: 32,8 millones de euros que incluyen el mantenimiento de seis «embajadas» situadas en barrios lujosos de Nueva York, Berlín, Londres, Buenos Aires, París y Bruselas. Un gasto considerable para la situación de crisis económica que vive Cataluña. Paralelamente existen 27 agencias comerciales para las que la Generalitat destina 11,7 millones de euros. Todas esas embajadas, excepto la de Bruselas, fueron creadas por el Tripartito,  y cuestan al año 1,1 millones de euros. A esto hay que añadir los mas de 378 millones de euros al año que la Generalitat gasta anualmente en mantener sus 8 cadenas de televisión y más aún de radio, de los que 260 millones los aporta la Generalitat, el 69% de este gasto.

Artur Mas no estaba por la labor de reducir el volumen de su caro aparato propagandístico. Gracias a él, la Generalitat ha mantenido a gobiernos nacionalistas en la presidencia desde hace más de 30 años de democracia, y excepto por los 8 años del tripartito, todos ellos de CIU. Desprenderse de él es desprenderse de su mejor arma para mantener afín a su causa al electorado catalán, y por ende, presionar al estado con más nacionalismo.

Así, los recortes en Cataluña se habían aplicado casi exclusivamente sobre servicios que afectan directamente al bienestar de los ciudadanos catalanes, que de por sí ya son más reducidos en Cataluña que la media estatal (un 12,7% de PIB en 2008, cuando la media del resto del estado era de un 14,1% del PIB en el mismo año).

Se recortase donde fuere, bien en bienestar social bien en el aparato de propaganda, el cumplimiento de déficit autonómico que imponía el estado, ya le estaba costando a CIU un importante rédito electoral, que sería aún mayor al final de la legislatura. Y mientras tanto, el gobierno culpaba dentro y fuera de España a las autonomías de los incrementos de deuda pública, y de la incapacidad de cumplir su objetivo de déficit del 3,5% del PIB, a pesar que el 60% del déficit total recaía en la administración central. 

En esta tesitura, a Artur Mas le llegó una valiosa carta, fruto de la demagogia anti española que ahora ocupaba a los medios catalanes, y tan valiosa como para, aireándola frente a sus contrincantes, arriesgar un farol envidando a todo. Animó a su población a participar en la manifestación independentista convocada el 14 de septiembre de 2012, cualquiera que fuese su ideología, en protesta contra “la asfixia” financiera que España estaba provocando a Cataluña. Fletó autobuses e incluso trenes públicos para asistir al evento, y logró unir en Barcelona a lo que dicen fue un millón y medio de almas. Por aparecer allí, apareció incluso Duran i Lleida, con muletas, mientras declaraba no ser independentista.

INDEPENDÈNCIA!!, se envidaba a la chica. Aquella manifestación permitía hablar de secesión a la mismísima Generalitat, algo inimaginable hasta entonces. Una buena gestión de ese sentimiento, podía dar más poder a Artur Mas sobre el gobierno central, de lo que nunca antes lo había tenido un
presidente de la Generalitat.

El farol tenía todos los ingredientes para ser creíble. Xavier Sala i Martín, el mediático economista nacionalista de la universidad de Columbia, tan conocido por sus extravagantes americanas, y sus amenas explicaciones económicas en el diario La Vanguardia, lanzaba la carnaza que el independentismo quería oír. En su blog textualmente publicaba que “si Catalunya fuera un estado independiente y su gobierno tuviera una deuda de solo el 21% del PIB y si, además, su déficit estuviera entre el 1,5 y el 3% del PIB, sería considerada una de las economías más sanas del mundo y los mercados financieros se pelarían por prestarle dinero”. Indicaba sin reparos que el motivo de la falta de financiación de los mercados a Cataluña era formar parte de España, un país que había perdido toda su credibilidad, matizaba.

La Generalitat ya se había encargado antes de calentar las brasas del independentismo. Através de la fundación CatDem, una organización vinculada a CIU, las catedráticas de la universidad de Barcelona, Nuria Bosch y Marta Espasa, ofrecían unos optimistas resultados sobre los beneficios de la secesión. Calculaban haciendo una media de los datos macroeconómicos de Cataluña entre 2006 y 2009 un beneficio anual de entre 10.000 y 13.000 millones de euros, entre el 5,8% y el 6,5% del PIB de Cataluña. Xavier Cuadras, también catedrático de la universidad de Barcelona, valoraba los efectos de un posible boicot comercial por parte de los españoles en un máximo del 4% del PIB catalán. El dividendo fiscal de la independencia rondaba así un beneficio del 2% de su PIB.


Y mentes brillantes apoyaban esta idea. Un conjunto de economistas catalanes nacionalistas ubicados en universidades de prestigio internacional como la de Princeton, Columbia o la London School of Economics se asociaban en el Collectiu Wilson en apoyo de esta idea. Premios Nobel en economía como Gary Stanley Becker y Finn Erling Kydland se habían pronunciado también en defensa de la viabilidad de Cataluña como estado.

Artur Mas pasaba del ahogo fiscal al entusiasmo de imaginarse todo un jefe de estado, el Estado de Cataluña, y la música de “som una nació” se escuchaba con orgullo y, porque no, también soberbia, en toda Cataluña. Cegado por la exaltación nacionalista se dirigió a la Moncloa y el Sr. Mas envido a pares: o el pacto fiscal, o la secesión, con la constitución o sin ella. Ante lo que dice recibió un portazo de Rajoy, Artur Mas adelantó los comicios catalanes al 25 de noviembre de 2012 con la propuesta de abrir un proceso secesionista si acumulaba una mayoría importante que lo apoyase. Buena estrategia para absorber un buen número de votos sin que la crisis y los recortes le pasasen factura. Los nacionalistas moderados percibían en la estrategia la posibilidad de conseguir el pacto fiscal, considerando utópica la independencia. Los independentistas sintieron su anhelada secesión más cerca.

Pero esa estrategia era muy arriesgada. Haciendo creer a los catalanes que sus cartas eran buenas,  podía concentrar una mayoría absoluta absorbiendo a nacionalistas e independentistas, con ese doble juego de independencia o pacto fiscal. Un gobierno fuerte, presionando al gobierno con la secesión, podría despojarles de la soga que ahogaba el país.

Pero la realidad estaba lejos de tanto optimismo. En España sabíamos que Artur Mas no tenía cartas, e iba de farol. Y los medios de comunicación nacionales no tardarían en recordárselo, tanto al presidente, como al pueblo catalán.

Nadie ponía en duda la viabilidad de Cataluña como Estado. Una región rica dentro de un estado siempre va a pagar más de lo que recibe, por tanto su independencia ha de ser necesariamente viable. Pero el beneficio de esa independencia depende de otros factores, especialmente de su dependencia comercial con el mercado interno del país al que pertenece, y del grado de la pérdida de su cuota en este, una vez efectiva la independencia. En el caso de Cataluña, su dependencia del mercado interior español históricamente siempre ha sido muy alta, aún con un mercado en fuerte crisis, en el 2012 su cuota de exportaciones a España era del 47%. Un beneficio económico muy importante para Cataluña, que convierte una balanza comercial exterior deficitaria, en otra con superávit. Excesivamente arriesgado en una ya muy mermada economía catalana.

La Generalitat siquiera podía explotar demasiado el ahogo fiscal al que el estado sometía a las autonomías. Se podría haber presentado como posturas antagónicas entre la tendencia centralizadora del estado y la descentralizadora de las autonomías, dada la duplicidad de servicios que existen entre ambas, pero la realidad es que Cataluña, solo una de las 17 comunidades autónomas, en el 2012 acumulaba 50.948 millones de los 185.048 millones de deuda que acumulaban todas las administraciones autonómicas juntas. Un 27,5% de toda esta deuda, que implica el 17,6% del PIB español. Con diferencia la comunidad autónoma más endeudada de España.

Solo se había de añadir la porción de la deuda estatal que a Cataluña le correspondía por su peso en el estado, bien alrededor del 18% del PIB, o bien el 16% de su población, para desmontar cualquier ilusión sobre la viabilidad de una secesión en estos momentos. Cataluña triplicaría su deuda. Si el endeudamiento de la Administración central alcanzaba los 617.730 millones de euros; a Cataluña le tocarían junto con el peso de su deuda autonómica, la de la administración y la de las empresas públicas, 147.791 millones de euros, más del 74% del PIB catalán, (curiosamente, más que el peso relativo del endeudamiento que le quedaría a España sin Cataluña, un 65,8% del PIB).

Los medios no dejaron de hacer aparecer titulares sobre el excesivo optimismo y las tretas contables en los cálculos de la generalitat, para obtener esa cifra del 8% de déficit fiscal con el estado. La opinión que los expertos barajaban eran perdidas a causa de una hipotética secesión de entre el 20% y el 50% del PIB catalán, contando con la reducción del mercado con España, fenómenos de deslocalización de empresas, aumento de intereses y pérdidas de economía de escala.

No supo el Sr. Mas entender que su farol, ni colaría, ni gustaría a ninguno de los jugadores de esta partida de mus de España. Ante la proclama electoralista de “Catalunya, nou estat europeu”, el comisario de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, y la vicepresidenta de la CE, Viviane Reding, 
dejaban claro que Cataluña quedaría fuera de la UE.

Los mercados también ponían su grano de arena para descubrir el farol. Varios bancos habían emitido informes negativos similares al del mayor banco suizo UBS, exponiendo que los efectos de la independencia para la economía catalana serían "fúnebres y desastrosos". Y los medios se encargaron de recordar que las agencias de rating, como Standard & Poor's y Moody’s tienen calificada la deuda catalana como bono basura, con un  diferencial de los títulos catalanes superior a mil puntos respecto a la deuda alemana.

Al final, el riesgo que implicaba la estrategia del Sr. Mas provocó que académicos sensatos nacionalistas, acabasen delatando el farol. Josep Oliver, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), explicaba que con la independencia de Cataluña su “deuda alcanzaría el 80% del PIB” y “no es imaginable”, y recalcaba que quienes la plantean lo hacían “como idea de medio plazo”. 

Solo faltaban las filtraciones de corrupción efectuadas por el diario El Mundo, sin firma ni autor, para recordar a los catalanes los casos de corrupción que ya habían salpicado a CIU y acabar definitivamente con toda la credibilidad de Artur Mas antes de las elecciones.

Difícilmente aquel farol podría haberle salido peor. El voto y escaños nacionalistas se mantenían casi exactamente como estaban, pero ahora el electorado independentista había concentrado su voto en ERC, haciendo perder a CIU, el partido del Sr. Mas, 12 de los escaños que ya tenían en el parlament.

Ni los independentistas le creyeron. CIU estaba manchada por la corrupción, ya de por sí no era creíble. Pero además habían ido de la mano del PP para aprobar toda la política de recortes efectuada, tanto en el gobierno central como en la Generalitat, y antes habían sido socios de gobierno con ellos, en la época de Aznar. Sabían que CIU no daría un paso tan arriesgado para el empresariado catalán, involucrándose de forma seria en un proceso de secesión.

Pero quizás, el error más importante del Sr. Mas fue creer que el pueblo catalán estaba tan desvinculado del español, como para tratar un proceso secesionista de una forma tan frívola. La realidad es que el 47% del electorado catalán, no vio la vía del soberanismo o la independencia como la más adecuada para sacar a Cataluña del dramático estado en que se encuentra.

Tras el batacazo electoral de noviembre, CIU aun mantenía la Generalitat en su poder, pero había perdido toda capacidad de presión contra el gobierno central por si sola. La magnitud de su farol le hizo perder la posibilidad de asociarse en el gobierno con los partidos más sensatos que podrían haber ofrecido la estabilidad necesaria para llevar a cabo el nuevo proceso de recortes que Bruselas obligaba a aplicar.

Ni PP, con la consulta por la secesión como compromiso electoral de CIU, ni el PSC, con la idea de que dicha consulta pudiese ser realizada ilegalmente y sin la aprobación de todos los españoles, podían ofrecerse como socios de gobierno para ofrecer a CIU la estabilidad parlamentaria que necesitaba. Solo le quedaba el socio más radical, ERC, y este solo había ofrecido su apoyo en el envite a la chica, la independencia, y si por ERC hubiese sido habría lanzado un órdago.

Oriol Junqueras (ERC) definitivamente no quiso compartir el desgaste de gobierno con CIU, en una legislatura marcada por recortes sociales a los que, como partido de izquierdas, se opone frontalmente. Pero ofrece el apoyo parlamentario suficiente para permitir a CIU gobernar asumiendo ella sola ese desgaste siempre y cuando se comprometa a la realización de una consulta por la independencia en el 2014.

Artur Mas sabe que jugador de chicas es mal jugador de mus, y todo el mundo entiende que si se envida a la grande, a la chica y a pares, ya no queda más remedio que envidar al juego.

Y es en este momento de la partida de mus de España donde ahora nos encontramos, en el envite al juego. El Sr. Mas sabe que ya tiene perdido el envite a la grande, no tiene cartas. Recientemente, en el balance de sus 100 primeros días de gobierno, declaraba que Rajoy “no ofrecerá el pacto fiscal por la consulta”, ni siquiera creía le ofreciese una mejor financiación. Mucho menos sacar ahora nada del envite a pares, es decir, hacer al gobierno central elegir entre el pacto fiscal o un proceso de secesión unilateral e inconstitucional. Esto último no se lo permitiría ni la UE, ni los mercados, ni el gobierno español ni tan siquiera la población catalana. Los comicios de noviembre de 2012 ya le mostraron que al menos el 50% de la ciudadanía siquiera quiere la independencia, y muy posiblemente el porcentaje
de apoyo sea mucho más bajo.

El president ya solo puede explotar las cartas bajas, las de la consulta, para al menos hacer creer que tiene un buen juego. Es su ultima oportunidad para salvar la legislatura y posiblemente también su carrera política. Por ello pide a los que apoyan la consulta, aunque sea legalmente, que entren en el gobierno con CIU. Se habla de situación de emergencia nacional:  “No está en juego el Gobierno; lo está el país”, decía, pero la realidad es que ni ERC ni PSC, por ahora han dado muestras positivas a ese llamamiento de emergencia.

Artur Mas, sabe que, vulgarmente, "la ha jodido". Por más que quiera disfrazar la dramática situación económica de Cataluña de emergencia nacional, llamando a la unidad de los partidos, a día de hoy todos saben que dicha situación depende de la flexibilidad de déficit que quiera aportar el gobierno central, o mejor, Bruselas. La suerte de Cataluña ya ha sido echada y es la carrera del Sr. Mas lo que ahora esta en juego. Difícilmente el resto de partidos catalanes quieran ensuciarse en una impuesta sangría de recortes, o acompañar al president en lo que podría ser el final de su carrera política. Más bien todos pretenderán obtener rédito electoral de ello.

El Sr. Mas aún hace uso demagógico de las cifras para culpar al gobierno de la situación de Cataluña. En la misma comparecencia ante los medios sobre los 100 primeros días de mandato se quejaba de que pese a concentrar el 17% de gasto público de toda España, Cataluña hubiese efectuado el 24% de los recortes de todas las Administraciones autonómicas. Citaba la incongruencia de que el Estado, con el 53% de todo el gasto público, haya recortado solo el 18% de su partida de gasto, frente a la proporción asumida por las comunidades autónomas: con un 33% del gasto público, han asumido el 71% de los recortes.

Se le olvida al Sr. Mas que el porcentaje de recortes efectuado por cada comunidad autónoma no está en función del porcentaje de gasto que tiene asignado por el estado, sino por su porcentaje de deuda. De hecho, si esta partida de gasto se distribuyese equitativamente entre todas las autonomías, sin contar con su peso demográfico, o porcentaje del PIB estatal que cada una ocupa, a cada una de las 17 autonomías les tocaría un 5,88% de esta partida de gasto público. El hecho de que Cataluña perciba un 17% de todo el gasto autonómico, no supone ni privilegio, pues este porcentaje responde a su volumen de PIB dentro del estado, alrededor del 18%, ni agravio comparativo como nos querían convencer. Por ello, la ministra de Fomento, Ana Pastor, afirmaba en el Senado que “Cataluña es la comunidad autónoma con mayor inversión de Fomento en el periodo 1996- 2012, que asciende a 23.856 M€”. El volumen de inversión para 2013 asciende a 1.112,7 M€, 2,6 veces la media nacional”. 

Cataluña esta recortando el 24% de todo lo recortado por las autonomías, porque el 27,7% de la deuda autonómica corresponde a Cataluña. Esto implica que la Generalitat por si sola ya habría asumido el 7,92% de todo el recorte de gasto público estatal. Existe otra porción de deuda pública que corresponde a Cataluña y es gestionada por el estado. Y contando con que Cataluña implica el 18% del PIB estatal, el 9,54% de toda el recorte de gasto público efectuado por el estado, corresponde a Cataluña. El volumen total de gasto público estatal recortado en Cataluña, bien através de la Generalitat, bien através del estado, es entonces el 17,46% del total. Pero la porción de la deuda que corresponde a Cataluña de toda la deuda pública española es el 24%. Cataluña aún sale beneficiada en el volumen de recortes que esta soportando si lo comparamos con el volumen de su deuda dentro del estado.

A pesar de la carga de demagogia que siempre acompaña a la política, especialmente desde los partidos nacionalistas, Artur Mas comienza a presentar cierta sensatez en su juego. En la misma comparecencia, textualmente explicaba:
“son cinco las razones que explican el colapso de las arcas catalanas: la recesión; el déficit fiscal, que se “arrastra”; el “lastre económico” del tripartito; el “reparto arbitrario” del déficit; y el impago de partidas que el Estado debe a Cataluña”. 

Parece que ya reconoce disponer de malas cartas. De nuevo recuerda el lastre del tripartito, y la recesión, aún culpando al gobierno por ese “reparto arbitrario del déficit” y aún reclamando todavía los 759 millones de euros comprometidos en la derogada Disposición Adicional Tercera del Estatuto, a pesar de que incluso el Sr. Homs recientemente reconociese que el estado no esta obligado a abonarla.

Paradójicamente, la partida del Sr. Mas ha sido tan mala, que ahora ruega participar en su gobierno a aquellos cuya mala gestión llevaron a la ruina a Cataluña y a él le catapultaron al poder, los partidos del tripartito ERC y PSC.

Esperemos que el Sr. Mas sepa terminar bien lo que queda de esta partida de mus. Esperemos no se deje seducir por ERC y acabe echando un órdago al juego. Contando con que ninguno de sus adversarios parecen contar con muy buenas cartas, el president aún puede obtener algún buen resultado de un modesto envite. Una mejora en el sistema de financiación, no solo para Cataluña, sino para todas las comunidades que realmente están siendo agraviadas por un injusto sistema fiscal que, manteniendo los privilegios medievales de los fueros, permiten que comunidades ricas sigan siendo receptoras netas del estado.

Y porqué no… quizás obtener algo del envite a chica. El envite no ha sido elevado, a priori una consulta no vinculante. A día de hoy ya todos queremos saber cual es la opinión de los catalanes, pocos españoles se oponen a ella.

Una consulta no debería arruinar a nadie, y el principal adversario del Sr. Mas es un gallego de apellido noble gracias al arzobispo compostelano D. Bartolomé Rajoy y Losada, gran limosnero y promotor de obras públicas. Al fin y al cabo, él también sabe de hechos diferenciales en España: es celta y habla
otra lengua. Cosas de la partida de mus española.