miércoles, 9 de enero de 2013

Mas evita buscar un reencuentro con el gobierno central


La lógica nos puede decir que se ha de apostar por el eje Mediterráneo, que Zapatero impulsó en Bruselas para su financiación, y que finalmente la UE ha aceptado dejando de lado el eje central por Aragón, el del TCP. La zona que atravesaría el corredor mediterráneo concentra cerca del 40% de la población de España y el 45% de su PIB. Aglutina además el 65% del tráfico marítimo. Según informes avalados por las Cámaras de Comercio de Cataluña y de la Comunidad Valenciana, tendría una rentabilidad superior al 11%. Si las conexiones con los puertos fueran las adecuadas, se evitaría la circulación de camiones (con el consiguiente beneficio ecológico) y se podría arañar actividad portuaria a Hamburgo y Rotterdam. Pero el eje mediterráneo tiene un problema: exige una fuerte inversión. El ministro Blanco anunció en marzo que lo dotaba con 51.000 millones. Pronto empezaron a escucharse las primeras críticas. Por ejemplo, las del consejero de Infraestructuras valenciano, Mario Flores, que reprochó que no estaban definidas todas las fechas de licitación. Algunos expertos, como el catedrático de Política Económica de la Universitat de Barcelona Germà Bel también advirtieron de que parte del dinero comprometido está en realidad destinado a conexiones con Madrid.

La realidad es que la elección de la apuesta de Bruselas se debe mucho a su promoción política por parte del PSOE.

El TCP por Aragón es 5 veces más barato de construir, puesto que el eje Mediterráneo necesitará de una vía paralela en una zona costera muy construida de la que se necesitarán también licencias de construcción. Un estudio cuantifica en 41.500 millones el tramo del litoral, que se alargaría a Finlandia, frente a los 8.697 millones del eje de la TCP. El proyecto incluye construir líneas que ni siquiera ha previsto el Ministerio de Fomento. La factura íntegra suma el 78% de la inversión prevista para toda la Red Transeuropea.

El TCP podría implicar 1.200 millones anuales de beneficio al conjunto del país y una zona mucho más deprimida que la Mediterránea. Sería el túnel por el que cruzaría una línea ferroviaria de gran capacidad hacia Francia. Una línea que, en suelo peninsular, llegaría hasta Madrid y ahí se bifurcaría en dos ramales, uno hasta el puerto andaluz de Algeciras, y otro hasta el portugués de Sines. Podría conectarse directamente a través de Madrid con el puerto de Valencia, único junto con Almería que dispone de suficiente calado para que accedan grandes buques de contenedores, Barcelona no lo tiene, y además conectarse con el Magreb através de la línea central.

La construcción de la TCP generaría, en los años que duraran las obras, una actividad cifrada en 12.000 millones de euros. La Travesía Central del Pirineo podría llegar a captar entre 26 y 30 millones de toneladas transportadas anuales, diez veces más que el volumen total que se está transportando ahora por los pasos laterales del País Vasco y Cataluña.

Parece que el eje Mediterráneo ha sido finalmente la apuesta favorita de Bruselas y del PP en el gobierno central, pero si la apuesta nacionalista sigue en la misma línea se debería estimar de nuevo la alternativa del TCP para evitar la inversión de infraestructuras que finalmente no beneficien al conjunto de España. 


FUENTES DE INFORMACIÓN PARA LA ELABORACIÓN DEL ESCRITO:







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